Pequeño aporte sin fines de lucro que pretende juntar un montón de información que circula en Internet sobre el candombe, como un fenómeno cultural uruguayo, y que he intentado agrupar organizadamente. El agradecimiento que corresponde a los usuarios que hayan subido dicha información en forma de imágenes, videos, documentos, etc. y la bienvenida a todo aquél que entre a este rincón para comentar, criticar, aportar algún dato, o simplemente disfrutar....salud candombe!

lunes, 14 de marzo de 2011

En otros tiempos los harapos fueron galas...


"En otros tiempos los harapos fueron galas,
los viejos fueron jóvenes y las ánimas seres humanos"
(Proverbio Mbedé).
La tarde que Montevideo espera año tras año estaba ya dando paso a la noche, y dejaba un presagio de lluvia que pese a la oscuridad del cielo nocturno se sentía en todo el cuerpo. Pero más que las nubes fue el sudor el que empapó la fiesta. Una oleada de calor humano elevando la temperatura de una de las jornadas más álgidas de la costa charrúa.
La Llamada se convierte ritualmente, al cabo de 12 meses, en una explosión de emociones contenidas durante un largo año.
Desde la avenida 18 de julio, bajando por Wilson Ferreira Aldunante hasta Durazno, el mar, de frente, parece un muro omnipresente. Sobre la calle Isla de Flores, las casas tapan lo que es en realidad la fuerza más arrebatadora de esta ciudad, la puerta a la inmigración que le dio forma a la cultura que hoy palpita en los barrios. 
 "... y a pesar del excesivo calor que reinó
durante el día, bailaron hasta caerse de espaldas."
(Diario El País, Montevideo, enero de 1864)
A las seis de la tarde, todas las agrupaciones de negros y lubolos que desfilarían en esta Llamada estaban ya ocupando las esquinas. Las comparsas se movían por todas partes como un pulpo viviente de extremidades diversas maquillándose, arreglando el vestuario o templando las lonjas en las fogatas de papel de diario. Corridas de gente por acá y por allá, y por todos lados el calor que se mete en los huesos como un demonio. El calor y la emoción que desbordan, cuando se cruzan veloces los grupos de tamborileros, los de bailarinas, todos ultimando los detalles que siempre se demoran.
La altísima temperatura y la multitud ansiosa en las estrechas calles del barrio sur, hacen que para llegar a algún lugar elegido de antemano sean precisos poderes extrahumanos. Sobre Isla de Flores es imposible caminar o moverse, entrar a la marea de gente o, una vez dentro, salir. Hay personas que para respirar levantan la cabeza al cielo, opacado con las luces del desfile. Una vez que salgan las agrupaciones cada uno irá acomodando su humanidad en algún hueco de aire, si queda.
La calle se desborda y todo se pega al cuerpo, hasta el aliento. 
Recuerdo las palabras de Pedro Hugo, un negro gramillero con el baile en el alma, "el tambor tiene una convocatoria, llama, cuando se toca bien convoca a muchas almas". 
Pero...
¿Qué son las Llamadas?
¿Desde cuándo existen?
¿Qué significan?
Necesariamente tenemos que hacer memoria sobre la historia funesta de América, que sin embargo, con el paso de los siglos fue transformándose en un enriquecedor humus de la cultura rioplatense.
“Si avanzar es morir y retroceder morir,
más vale avanzar y morir".
(Proverbio Zulú).
Se estima que desde mediados del s.XVIII en que comenzaron a llegar los barcos de esclavos a las costas de América, desembarcaron no menos de 10 millones de "piezas de ébano". También se estima que entonces unos 60 millones de seres humanos deben haber sido transportados desde África hasta Sudamérica, ya que cada seis personas sólo una sobrevivió al forzoso tráfico. Su origen étnico era sudanés, guineano, congolés, sudafricano y bantú (la macro etnia de mayor densidad demográfica en el Río de la Plata.) Tantos seres, tanta cultura en su haber, impregnaron nuestra identidad hasta fusionarse con la de los inmigrantes europeos, que en esa época no alcanzaban a las sesenta mil almas en la ciudad de Buenos Aires. 
El término candombe se ha intentado descifrar tal vez desde el mismo momento en que comenzó a oírse por las calles rioplatenses del 1800 y tal vez antes. Pero cualquiera fuera su origen, el término se popularizó como sinónimo de todas las expresiones pertenecientes a los negros, sus reuniones, danzas y rituales, remembranza de la lejana África, así como el tambor, marcando el pulso ritual.
" Una antigua esclava que conocí siendo yo muy joven y ella ya muy vieja, Donata se llamaba, de grandes ojos y muy tiesa todavía, a pesar de sus años, lo que le daba un aire de dignidad a imponer, apenas oía remedar el tamboril, de cualquier modo, se desasosegaba, y decía: ¡No hagan eso! Si seguíamos un instante más nuestro tamborileo, la pobre negra, ya ebria de sus evocaciones salvajes, entornaba los ojos y comenzaba a bailar, hipnotizada; y así que volvía en sí, comenzaba a reír, mostrando su dentadura que brillaba aún como un collar de perlas, y parecía decirnos: yo no tengo la culpa ¿para qué me hablan de aquella vida soberbia, deliciosa?".
Este fragmento es de una carta que en 1927 escribió el pintor uruguayo Pedro Figari, nacido a mediados del 1800 y famoso por haber sido el primero en pintar temáticas de negros, arte que desarrolló de acuerdo a sus propios recuerdos de infancia y adolescencia. Citado en el libro "Los candombes de reyes" (Ed.Galeón), Figari solía ir con su padre a ver danzas de negros al conventillo Porcile, ubicado en la zona de tres cruces (donde actualmente esta la terminal de ómnibus de Montevideo.) 
"Pero vaya un día por trescientos sesenta y cuatro..."
(Diario La Reforma Pacífica, Montevideo 7 de enero de 1864)
La calenda, bámbula, chica y semba, fueron las primeras danzas que dieron origen al candombe que recién surge como tal a principios del s. XIX, como una adaptación de las antiguas danzas africanas a los bailes que se realizaban en las casas patricias de la época. Y aunque era común que en sus días libres, los esclavos se reunieran en candombes, el 6 de enero, fiesta de los Reyes Magos, se elegían los reyes congos y angolas, tras los cuales se marchaba en procesión año tras año. Finalmente esta fiesta se fue diluyendo junto a su real significado, sumándose a los festejos del carnaval occidental, pero en ella reside el origen del actual Desfile de Llamadas.
Hace más de un siglo que los Candombes de Reyes desparecieron de las costumbres afro-rioplatenses y sin embargo subsisten hasta el día de hoy en las raíces del candombe de hoy. 
¿Qué son las Llamadas? Ancestralmente fueron espontáneas manifestaciones populares que alrededor del tambor convocaban al encuentro, a una recorrida por las calles al ritmo del candombe y de su danza. Hasta 1956, partían estos desfiles de sus naturales reductos, los conventillos en los que vivían casi todas las familias negras del Uruguay. Especialmente de los dos más famosos, Medio Mundo y Ansina, en los barrios Palermo y Sur. Estos conventillos fueron cerrados y demolidos por el más reciente gobierno militar que padeció Uruguay y con ellos se fueron algunas de las últimas y más arraigadas costumbres afro. Hoy estos antiguos espacios comunales, son cascarones de tristeza, una herida abierta en el corazón de todos los afro-uruguayos.
En 1956 se oficializó un Desfile de Llamadas dentro del carnaval tradicional, que en cierta medida terminó de desvirtuar su verdadero origen. No obstante y fuera de las fechas turísticas, todos los fines de semana salen nuevas Llamadas, de distintos barrios, recuperando el ancestral ritual de convocar por medio de los tambores. La ceremonia siempre comienza con la fogata de papel de diario donde se templan las lonjas de los tamboriles. Aún conservan el sentido de pertenencia (ya no tal vez a un conventillo, ni a una nación) pero sí a un barrio, a un estilo de tocar.     
"Palo y tamboril tiene mi candombe,
llama y le responde la luz de la estrella,
dejando una huella sobre el río mar".
Georges Roos.
Actualmente en cada comparsa desfila primero el cuerpo de baile, chicas que envueltas en trajes vistosos y sensuales le hacen honores a una danza intensa y apasionada. Más cerca de la cuerda de tambores hacen sus pasos y malabares los personajes de la agrupación, verdaderas estrellas en el firmamento de la tradición. La mamá vieja, el escobero, el gramillero, quienes son el lazo vivo que une este desfile con su antecesor. Y justo delante de los tamborileros desfilan las vedettes, expresiones de la belleza uruguaya, morenas y blancas, incorporación actual a este desfile.
Pero sosteniendo el aire, marcando el compás, en la retaguardia de su comparsa, vienen los 30 o 40 tambores que son el pulso del desfile. Y detrás, en el espacio aéreo donde los tambores ganan más potencia, están los fanáticos de la cuerda o los bailarines espontáneos que se sienten atraídos por la fuerza de cada comparsa. Atrás está el cielo y el infierno, el privilegio de estar pegados al fiero retumbar de las lonjas y sentir cada golpe resonando en el cuerpo, y también esta el desborde emocional de algunos personajes nocturnos. Allí hay niños y adolescentes, pocos viejos, hay mujeres y hombres indefinidos en el movimiento que cada uno inventa a cada paso. Atrás, apretados y sin respetar posición alguna, los pies y los cuerpos se enciman, se fusionan y sudan. La gente que se sienta en las veredas alienta y desde adentro se sonríe con complicidad a quienes pronto pueden sumarse.
Es cierto que hoy estas espontáneas manifestaciones de algarabía son censuradas por el negocio de la municipalidad que vende asientos para ver el espectáculo y con sus vallados de sillas pagas impiden el libre acceso a la calle, pero colarse también es arte sudamericano y se ejercita en las Llamadas.                    

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